Disputa: el interventor de la AFA pretendía disolver el convenio del 49, pero al final fue reconocido por la secretaría laboral.
Eran tiempos en que la política y el fútbol iban tomados de la mano.
Cuando Roberto Levingston asumió la presidencia de la Nación en 1971, un
nuevo interventor, Raúl D«Onofrio, tomó las riendas de la AFA. La
intención del gobierno era disolver el convenio dictado por el
Ministerio de Trabajo en 1949, desconocer los contratos vigentes y pasar
a considerar al futbolista como un trabajador deportivo.
José Omar Pastoriza, al frente de Agremiados, encabezó la que significaría la cuarta huelga, por un lapso de 18 días.
Los futbolistas en ningún momento dieron el brazo a torcer y pelearon
hasta las últimas consecuencias para satisfacer sus pretensiones, que en
sus puntos principales estaban contenidas en el convenio 6/49, por el
cual los jugadores eran considerados trabajadores en relación de
dependencia.
También pedían la homologación del nuevo convenio y el retiro de la
apelación que realizó la AFA ante el Poder Ejecutivo para anular dicho
acuerdo.
Acatando la sugerencia hecha por la intervención en la AFA, los clubes
comenzaron a sancionar con la suspensión de los contratos a los
profesionales que se adhirieron al paro.
En ese período, en la octava, novena y décima jornadas, los equipos
pertenecientes a la AFA, salvo River y los conjuntos del interior,
presentaron juveniles para disputar los partidos.
Las intenciones de D´Onofrio no pudieron quebrar la postura rígida de Pastoriza.
Así, la Secretaría de Trabajo reconoció el 21 de noviembre de 1971 el convenio de 1949. La apelación de la AFA no prosperó.