5 de Mayo 1991
El Bocha siente orgullo ante el recuerdo de su último partido oficial, del que hoy se cumplen 21 años: una patada de Pablo ErbÃn lo sacó de las canchas.
La tarde del 5 de mayo del 91, a los 41 minutos del choque ante Estudiantes, Pablo ErbÃn se llevó puesta la rodilla derecha de Ricardo Enrique Bochini. El defensor vio la roja. Y para el Bocha se bajó el telón. Hace hoy 21 años.
-¿Qué significa este dÃa?
-Es un dÃa feliz que me hace repasar todo lo que vivà en el fútbol. Es una fecha especial, como la de mi primer partido. Mi primer gol. El primer tÃtulo. Aparte, me hacen homenajes y repaso los 19 años que jugué en Independiente.
-¿Hay un momento top?
-En Roma, el 1-0 a Juventus por la Intercontinental 73, fue especial. Porque fue una confirmación. Ese partido me dio un espaldarazo de saber que yo podÃa jugar contra los europeos. La Juventus era media selección italiana. Después, cada campeonato fue una alegrÃa: la Libertadores contra el Gremio, el Metro 83 que le ganamos a un Racing que se fue a la B y el de la 88/89, porque fue el último, y sabÃa que me costarÃa volver a ganar algo.
-¿Cuentas pendientes?
-En el Rojo, ninguna. Pero sà en la Selección, como haber jugado más minutos en los Mundiales. Fui campeón en el 86 y es al que menos deberÃa haber ido. TenÃa condiciones para el 82, el 74 y, sobre todo, el 78: estuve cuatro años con Menotti y me quedé afuera seis meses antes.
-¿Y te costó dejar? ¿No te volvió a picar el bichito?
-Recuperarme de la lesión me llevó dos o tres meses. No me dio ganas de hacer la pretemporada. No me llevaba bien con el presidente Sande... Y dije “basta”. Pero al año siguiente, en Laboulaye, en un amistoso ante Atlanta, jugué una barbaridad. Como en mis mejores momentos, ante pibes de 22 y 23 años, sin siquiera haber practicado. Y se me ocurrió retomar. Pero ya me habÃan hecho un partido despedida. Y tuve miedo al qué dirán.
-¿A ErbÃn te lo cruzaste?
-SÃ, muchas veces. Hasta jugamos algún partido juntos en la escuela de Marangoni. ¿Qué me dice? Y... Que a la cancha del Rojo no pudo volver a ir, je. Pero a mà no me sacó su patada, en mi cabeza ya estaba dando vueltas el retiro...