JOSE MARIA GATICA (Villa Mercedes, Argentina, 25 de mayo de 1925 – Buenos Aires, Argentina, 12 de noviembre de 1963), conocido como El Mono Gatica, fue un boxeador argentino de peso ligero (61 kg). Con una carrera deportiva en la que realizó 95 combates, de los que ganó 85(72porknock out) fue una figura inmensamente popular en Argentina
Sus inicios
El 7 de diciembre de 1945 tuvo su primer combate profesional, en el que
noqueó en el primer asalto a Leopoldo Mayorano. Ganó dos peleas más en
ese mes, un ritmo casi sin precedentes. Ya con algo de fama, en 1946
harÃa siete combates, ganándolos todos; en uno de ellos se enfrentó con
quien serÃa su archirrival, Alfredo Prada, con el que se encontrarÃan
cinco veces más en el ring, con resultados igualmente divididos,y
quitándose mutuamente el invicto.
El perfil popular y el indudable carisma de Gatica, un boxeador agresivo y ambicioso, espectacular sobre el ring, atrajeron la atención del público. Se granjeó el aprecio de los asistentes a la tribuna popular, que lo apodaron el Tigre por la furia que mostraba en el combate; los aficionados de clase alta, que concurrÃan al ring-side, deploraban en cambio su falta de clasicismo. A ellos se debe el apodo de el Mono, caricaturizando su color de piel y sus facciones.
El perfil popular y el indudable carisma de Gatica, un boxeador agresivo y ambicioso, espectacular sobre el ring, atrajeron la atención del público. Se granjeó el aprecio de los asistentes a la tribuna popular, que lo apodaron el Tigre por la furia que mostraba en el combate; los aficionados de clase alta, que concurrÃan al ring-side, deploraban en cambio su falta de clasicismo. A ellos se debe el apodo de el Mono, caricaturizando su color de piel y sus facciones.
El colectivo de los Cirigliano que atropelló a Gatica
Una crónica publicada el 11 de noviembre de 1963 en el diario La Razón, relataba que “un colectivo de la lÃnea 295 conducido por Antonio Cirilliano (sic) habÃa atropellado al ‘Mono’ Gatica”.Mucho antes de que el apellido Cirigliano ganara espacio en los medios por sus negocios con el Estado, fue protagonista de una página policial negra en la historia del deporte argentino, aunque mal escrito. Una crónica publicada el 11 de noviembre de 1963 en el diario La Razón relataba con lujo de detalles que “el interno 16 de la lÃnea 295 manejado por Antonio Ciriliano (sic)” habÃa atropellado a una persona en plena calle Herrera al 2400. El cuerpo del hombre que trastabilló y cayó bajo las ruedas gigantes del colectivo era el gran boxeador argentino José MarÃa “El Mono” Gatica, quien salÃa de la cancha de Independiente. Con apenas 38 años y una vida ya cargada de excesos, Gatica falleció en el hospital por las heridas producidas en el accidente. Asi morÃa el hombre que le habÃa dicho en persona al propio Juan Perón “dos potencias se saludan”.Antonio Cirigliano, asà es su apellido, es hermano de Nicola, el padre de Mario y Claudio, los actuales dueños del holding de transporte más grande del paÃs. Nicola llegó a la Argentina sin un centavo en 1949. Sus hermanos Antonio y Vicente arribaron desde el pequeño pueblito Vaglio Basilicata (Potenza) nueve años después que el pionero de la familia. Compraron entre los tres ese primer colectivo. El interno 16 de la lÃnea 295 fue la piedra basal de un verdadero imperio. Pero fue también la máquina que terminó con la vida de uno de los deportistas más queridos y admirados.
El 10 de noviembre , Gatica sufrió el accidente que dos dÃas después le produjo la muerte en una cama del hospital Rawson, tras lenta agonÃa, a la salida de un partido en la cancha de Independiente, cuando erró con el pie al tratar de tomar un colectivo de la lÃnea 295, en Herrera y Luján, en la ciudad de Avellaneda, mientras acompañaba a su amigo Emilio Juan Sanchez que vendÃa muñequitos. La unidad de transporte lo pasó por encima y causó lesiones irreparables que determinaron su deceso.
Peron y Gatica El entonces presidente Juan Domingo Perón le habÃa mostrado aprecio; en una ocasión en que pidió que se lo presentasen, Gatica, con desparpajo, lo saludó con una frase que se harÃa famosa: General, dos potencias se saludan. Perón, aficionado al boxeo, apoyó el primer y único viaje de Gatica a los Estados Unidos en busca de un tÃtulo mundial; la gira comenzó con éxito, derrotando por knock-out en el cuarto asalto a Terence Young. Gracias a ello, el campeón mundial de la categorÃa, Ike Williams, le ofreció un combate sin poner en juego el tÃtulo en el Madison Square Garden de Nueva York; el combate, celebrado en 1951, se resolvió muy rápidamente con un encadenamiento de golpes de Williams, que noqueó a Gatica en el primer asalto aprovechando un exceso de confianza del boxeador argentino
El "Mono", tras un pasado de gloria, trataba de gambetearle a la pobreza, gracias a la ayuda de algunos amigos y vendiendo en la cancha de Independiente, el club de sus amores, unos diablitos de plástico.
Gatica habÃa ido a ver a Avellaneda al equipo del "rojo" que, ese año, saldrÃa campeón con una recordada formación donde descollaron, entre otros, Miguel Angel Santoro, Roberto "Pipo" Ferreiro, Mario RodrÃguez, Raúl Armando Savoy, Tomás Rolan y Rubén Marino "Hacha Brava" Navarro.Raul Emilio Bernao.Osvaldo Luis Mura.
Eran las 20.55 hs. CorrÃa 1963. La fecha, un dÃa como hoy, esto es 12 de Noviembre. Independiente iba gestando un tÃtulo que lo depositarÃa luego en el destino de ser Rey de copas. Era martes, los primeros calores fuertes le pegaban a Buenos Aires con benevolencia si se tiene en cuenta el sol de estos tiempos que quema de solo aparecer. Se morÃa un hincha de rojo. Se apagaba la vida de un llamador de multitudes, de un convocante a la polémica, de un hombre-boxeador destinado a ser la imagen del paÃs que lo vio nacer allá por 1925 en Villa Mercedes, San Luis. El 12 de Noviembre del 63, se murió José MarÃa Gatica, el Mono. TenÃa 38 años. Marcó una época. Corrió paralelo a la Nación. José MarÃa Gatica se asemejó tanto al paÃs que de a ratos pareció el paÃs hecho hombre. Derrochando vanidad y riqueza en unas, aplaudido por los interesados en esas. Tirado al costado del colectivo que lo atropelló el domingo anterior a su muerte sin un mango partido a la mitad, a la salida de la cancha de su querido Independiente, olvidado, despreciado, vendiendo muñequitos y motivando las risas y las burlas de los mismos que lo habÃan aplaudido. Asà como el paÃs. Con vaivenes dolorosos, con reconocimientos tardÃos, con reverencias exageradas, con hoy el rey, mañana la hilacha. El Mono nunca fue campeón argentino ni peleó por el tÃtulo del mundo. Peleó entre el 45’ y el 56’, es decir su campaña profesional duró más o menos exactamente el tiempo del poder peronista, movimiento del cual pareció ser también bandera con el General sentado a la vera del ring en más de una ocasión. Realizó 95 combates, ganó 85, perdió 7, empató 2 y hubo uno sin decisión. Junto a Alfredo Prada fueron un Boca-River del Boxeo. Pelearon 6 veces. Dos en el amateurismo y 4 como profesionales. Definidos estilos de vida y de boxeo dividÃan al paÃs de una manera fenomenal. Su confrontación internacional mas recordada se produjo en 1951 en el Madison Square Garden frente a Isahiah Ike Williams quien lo derrotó por nocaut en la primera vuelta. El Mono cayó tres veces y la tercera le dio automáticamente el triunfo al entonces campeón mundial liviano. No estaba en juego la corona. La vida de José MarÃa Gatica fue llevada a libros y al cine. Tuvo matices tan fuertes que todo pareció una novela de 38 años de duración. El pibe humilde, su arribo a la gran ciudad, su crecimiento en el mundo del pugilismo, su altanerÃa vendedora mezclada con sus capacidades deportivas y la explosión que lo llevó marcar una época difÃcil de olvidar. Dicen que prendÃa billetes como cigarrillos, que no paró en la noche, y como la ruta lo llevó a ser imagen del exitismo nacional, lo palmeaban por delante y rumoraban por detrás. El uso indiscriminado que de él hicieron los oportunistas lo llevó a un riesgo Gatica extremo. Y terminó olvidado y pobre. Con los otrora amigos brindando con alguna figurita de turno. El paÃs recibÃa la presidencia de Arturo Ilia, lo dicho respecto a Independiente campeón y muchos civiles prestos a golpear las puertas de los cuarteles cuando llegara el momento. Arturo Jauretche reafirmaba la tilinguearÃa del medio pelo como un enorme anticipo del año 2000 en la sociedad argentina y un niño de tres años pateaba en los baldÃos de fiorito. 38 años atrás dejaba de existir el Mono Gatica. Una leyenda, un cuento, una verdad tan emotiva como dolorosa. Una vida bien Argentina, arriba y abajo, del cielo al infierno, sin paradas intermedias, amor y odio. Percibe uno a la distancia que en el ring del Luna, en el de la vida, en la calle vendiendo muñecos, en cada imagen se aparece un valiente que dio más de lo que le dieron. Porque está claro que Gatica, salvo halagos palaciegos, nadie le regaló nada. El puso la cara para tener y dio mucho. O le quitaron. Su personalidad muchas veces despreciada, serÃa repulsiva para quienes aun no se informaron de las injusticias nuestras de cada dÃa. Gatica murió cinco minutos antes de las nueve de la noche en el Hospital Rawson. No habÃa multitudes a su lado. Estaban él y su mueca de ruego para que le compren un muñeco. Después de años sin saber bien si la gloria era un cuento que disfrutaban otros o una ventana para que sepamos en que paÃs nacen y mueren, suben y bajan, los hombres como José MarÃa Gatica.
Hinchas,Socios y vecinos del lugar despidieron los restos de Jose Maria "el Mono"Gatica en la puerta del estadio Libertadores de America
Maria Eva Gatica hija del idolo, sostuvo "Mi padre fue un ardiente hincha de Independiente y no se podia ir a San Luis sin pasar por aqui" En tanto el gobernador de San Luis afirmo "Gatica nos hizo vibrar hoy en Buenos Aires. desde los actos en la Federacion de Boxeo,y luego la caravana que lo llevo por el Luna Park
y posteriormente en la cancha de Independiente" Finalmente, el vicepresidente de Independiente, Rubén Vázquez, entregó un ramo de flores a Eva Gatica y una placa al gobernador para que sea colocada en el monumento que tendrá el Ãdolo en el Palacio de los Deportes. Por su parte, alumnos de la institución homenajearon al Ãdolo con claveles rojos y una bandera del Rojo de Avellaneda.
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